El soldado ruso fue sometido a una operación para extraer el proyectil, el cual perforó las costillas del militar deteniéndose justo en la columna vertebral entre la aorta y la vena cava inferior, cerca del corazón.
«No me di cuenta de lo que había sucedido, solo hubo un golpe al borde de mi chaleco. No perdí el conocimiento, seguía moviéndome. No sabía lo que había ahí, y luego cuando me dijeron que la munición estaba dentro…», comentó el soldado.
Debido a que el procedimiento era peligroso, los doctores tuvieron que operar al soldado con chalecos antibalas ya que en cualquier error podía llevar a una explosión o a la muerte del paciente.
La operación fue todo un éxito, los médicos pusieron la munición en un cubo de arena y se ocuparon de que el paciente pudiera sanar la herida interna que le dejó la bala. El soldado está bien y no muestra malestares.