Jesús C. Aguirre Maldonado
Con dos o tres costales en la espalda, el señor Juan Manuel Núñez Núñez, originario de Meoqui, cosecha sus quelites, berros, nopalitos y otras hierbas que ofrece diariamente por las calles y desde hace unos 41 años, a un precio entre 25 y 30 pesos la bolsita, además de una que otra víbora de cascabel, pero a la gente le gusta comer puras cosas que le hacen daño en vez de consumir lo que las tierra nos da, según comenta.
Con sus manos partidas por la tierra y el sol, producto del trabajo en la labor, para luego salir en el camión desde Meoqui a Delicias a ofrecer sus productos dice que de momento las ventas no están muy buenas que digamos, pero él sale todos los días a vender en busca del sustento, esté el tiempo como esté.
Desde muy temprano prepara su carga, alista los costales de nylon a los que les hace un agujerito en cada lado para podérselos colgar en los hombros y aligerar su peso.
Sus ventas van desde los 200 hasta los 400 pesos cuando un día está bueno, pero ahora no es el caso, ya que debido a la pandemia han escaseado los clientes.
“Pero no me rajo oiga, hay que echarle ganas todos los días, ya que de repente batalla uno, pero así es esto”, dice Juan Manuel, de 58 años.
Señala que la gente deja de lado lo bueno, que son las hierbas que él vende, por comer cualquier otra cosa que le hace daño como el exceso de harinas y refrescos, pero no saben lo que se pierden, ya que estas hierbas traen muchos beneficios para la salud, además de que él las ofrece recién cortaditas y muy frescas.
Asegura que lo que él vende es lo máximo, como los quelites tiernitos, los nopalitos que él mismo consume y por eso casi no se enferma, pero muchas de las veces la gente les hace el feo.