La Dirección de Derechos Humanos del municipio y regidores de la Comisión de Atención a Derechos Humanos y Grupos Vulnerables, hicieron un recorrido por el albergue Casa Onix y el campamento improvisado de migrantes de origen venezolano en el borde del río Bravo.
“Los regidores Edith Arredondo, Tania Maldonado y Jorge Bueno vieron cuáles son las necesidades y dinámicas en Casa Onix, para después visitar el campamento instalado a un lado del río Bravo para entregar varias cobijas”, dijo Santiago González Reyes, director de Derechos Humanos.
Señaló que ofrecieron 100 espacios disponibles en el albergue municipal Kiki Romero, sin embargo, las personas en situación de movilidad se niegan a retirarse de este campamento, pues con esta acción, pretenden ser visibles para el gobierno de Estados Unidos.
González Reyes dijo que al interactuar con los migrantes se puede observar que están bien informados sobre el cambio en las reglas de migración para las personas de origen venezolano hacia territorio norteamericano; sin embargo, cuando esto ocurrió ellos venían a mitad de camino.
Los regidores se comprometieron a seguir llevando cobijas y agua, pero la situación de los menores es preocupante, ya que en caso de que se presenten temperaturas más bajas, tendrá que intervenir la Procuraduría de la Defensa de Niños, Niñas y Adolescentes.
Agregó que la mayoría de las personas que se encuentran en este campamento se mostraron agradecidos con toda la ayuda que se les ha proporcionado, pero no quieren retirarse de ese lugar o instalarse en los albergues.
El derechohumanista informó que en Casa Onix hay cerca de 230 personas de origen venezolano instaladas, mientras que en el albergue municipal Kiki Romero solo 34 aceptaron la ayuda humanitaria que ofrece este espacio.