Como una forma de retribuir los servicios que recibe en el albergue municipal Kiki Romero, José Ignacio, un migrante de origen venezolano, está pintando un mural en las instalaciones, al cual ha titulado “Preservación del medioambiente”, además de realizar otro diseño en el área de maternidad.
“El trato que hemos recibido en este lugar mi familia y yo ha sido muy bueno, por lo que después de cooperar con algunas tareas de limpieza, la verdad es que nos queda mucho tiempo libre, por lo que me ofrecí a realizar este mural”, dijo Nacho, como le conocen sus compañeros.
Nacho, quien es estilista, salió de Venezuela debido a la situación económica que vive el país, ha realizado un largo recorrido junto a su esposa y tres hijos, atravesando los peligros en la selva en Colombia y Panamá, además de viajar en tren desde Tapachula, Chiapas, hasta Ciudad Juárez.
“En Ciudad Juárez tengo apenas dos meses, estaba viviendo en las calles, pero alguien me habló del Kik Romero y sin dudarlo nos venimos para acá, aquí tenemos un techo, comida y un lugar para asearnos y dormir, por lo que estamos muy agradecidos”, dijo el migrante.
El mural es un enorme paisaje de aproximadamente cuatro metros de altura, en el cual destacan distintos animales, como un leopardo, iguana, ciervos y un enorme árbol.
José Ignacio quiere cruzar a los Estados Unidos de una forma legal, por lo que ha solicitado el asilo político a través de la aplicación CBP One, donde ya cuenta con una cita para el próximo 10 de abril.
Por su parte, Santiago González Reyes, director de Derechos Humanos del municipio, dijo que muchos de los migrantes tienen distintas habilidades, talentos, así como conocimientos técnicos o profesionales, los cuales pueden ser de gran utilidad en la ciudad y también para este espacio.
“Muchas personas en situación de movilidad que han estado con nosotros nos han apoyado no solo con mantener la limpieza en el lugar, sino que han hecho reparaciones o mejoras en el mismo y Nacho no es la excepción”, dijo el derechohumanista.
González Reyes señaló que en el Kiki Romero hay espacios, pues se encuentra a un 40 por ciento de su capacidad, donde a las personas en situación de movilidad se les ofrece comida caliente, regaderas, consultorio, escuela, ropa, biblioteca, atención psicológica y asesoría legal.